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La manifestación “G20 – Welcome to Hell” (Bienvenido al infierno) tiene como objetivo el interrumpir de manera significativa la cumbre del G20.
“Esperamos una gran cantidad de gente en la calle, lo más cerca
posible de donde se hará la reunión, paralizar, detener, retrasar,”
dice el abogado Andreas Beuth en una entrevista con la edición de
Hamburgo de “Time” ( jueves). “Lo mejor sería conseguir que la cumbre
terminara de un modo prematuro.
Contra la cumbre habrá más de 30 manifestaciones y acciones en la ciudad
hanseática de Hamburgo según se anuncia hasta el 9 de julio, dijo el
miércoles la policía. La manifestación “Bienvenido al infierno” tendrá
lugar el 6 de julio – el día antes de la reunión del G-20 (7./8.Juli). “Si nos atacan, (…) entonces también vamos a dar la batalla””, anunció Beuth.
Beuth y Andreas Blechschmidt, militantes de la izquierda centro
cultural-autónoma “Rote flora” y co-solicitante de la manifestación,
esperan un bloque negro de cerca de 5.000 participantes. “Está claro que
no podemos reunir a los jóvenes scouts católicos. Estamos interesados en una combativa manifestación “, dice el semanal Blechschmidt.
La frontera es donde va a ir a la integridad física de las personas, ha
subrayado Beuth. “Sin embargo, si la policía, bien protegidos, atacan a
los manifestantes, a continuación, utilizaremos la defensa.”
BLOQUEAR-SABOTEAR-DESMONTAR
La próxima cumbre de los veinte Estados política y económicamente más
poderosos del mundo tendrá lugar en Hamburgo los próximos días 7 y 8 de
Julio de este año 2017. El lugar de encuentro
será la sala de muestras de Hamburgo que se encuentra en el céntrico barrio de St. Pauli.
La clase dominante de este planeta vendrá acompañada de miles de personas entre periodistas y pertenecientes a sus delegaciones. Un ejército de policías, soldados y de integrantes de los servicios secretos alemanes se encargarán de protegerl@s. A través de la integración de diversas organizaciones y ONGs esta cumbre se ha propuesto tomar medidas de amplio alcance. L@s organizadores alemanes del evento se esfuerzan en mostrar ante la opinión pública una línea de contenido social en la cumbre y presentan como temas centrales la mujer, el exilio y la salud. Pero esto sólo es una cortina de humo ya que en esencia de lo que se trata en esta cumbre es del reparto de los intereses geopolíticos y de la coordinación de la explotación mundial.
será la sala de muestras de Hamburgo que se encuentra en el céntrico barrio de St. Pauli.
La clase dominante de este planeta vendrá acompañada de miles de personas entre periodistas y pertenecientes a sus delegaciones. Un ejército de policías, soldados y de integrantes de los servicios secretos alemanes se encargarán de protegerl@s. A través de la integración de diversas organizaciones y ONGs esta cumbre se ha propuesto tomar medidas de amplio alcance. L@s organizadores alemanes del evento se esfuerzan en mostrar ante la opinión pública una línea de contenido social en la cumbre y presentan como temas centrales la mujer, el exilio y la salud. Pero esto sólo es una cortina de humo ya que en esencia de lo que se trata en esta cumbre es del reparto de los intereses geopolíticos y de la coordinación de la explotación mundial.
La cumbre del G20 no representa a una gran parte de la humanidad sino
que es una reunión de gobiernos burgueses y gobiernos autoritarios, de
Estados torturadores y de bloques militares que ejercen la guerra y que
comparten el interés común en continuar la explotación global. Alemania,
el anfitrión de este año, es junto con China uno de los grandes
ganadores de la globalización en los últimos 25 años. La cumbre del G20
se debería así mucho mejor haber llamado: „Invitados a la casa de los
ganadores“. El famoso lema „Puerta al mundo“ que identifica a la ciudad
de Hamburgo y a su puerto, no consigue ocultar los restos de sangre que
gotean en sus muros proveniente de la explotación internacional. El fin
de esta cumbre es el mantenimiento del orden mundial establecido,
responsable de diversos conflictos armados en el mundo, de la extensión
de la pobreza y de los más de 60 millones de personas que se encuentran
actualmente en el exilio y en el que mueren cada vez más.
El régimen capitalista se dirige hacia una nueva dirección desde la
crisis del 2008: Tanto la globalización, entendida en el intercambio de
mercancías, la interconexión entre las relaciones de producción y
también el volumen de las inversiones de empresas multinacionales más
allá de las fronteras decaen. El acuerdo de libre comercio entre Europa,
Asia Oriental y los Estados Unidos ha quedado interrumpido. El acuerdo
comercial propuesto por la Organización Mundial del Comercio ya había
fracasado anteriormente. Esto tiene como consecuencia un decremento del
crecimiento económico mundial. Antes de la crisis la mayoría de los
países capitalistas fuertes habían sacado un gran provecho del
crecimiento económico que suponía la globalización. Desde la crisis
económica son especialmente los países exportadores de materias primas,
como Brasil, Rusia y Sudáfrica entre otros, los más afectados por ella y
se enfrentan como consecuencia de ello ante un decrecimiento de su
producción industrial. Pero nos sólo los países exportadores de materias
primas están afectados por la crisis económica y política sino también
países del primer mundo como pueden ser Inglaterra, Italia o Grecia
entre otros.
Hundimiento de la globalización?
Bajo estas circunstancias sólo algunas estrategias de concurso comercial
tienen éxito como son el regreso al mercado interior a lo
estadounidense o como lo hace China, o la estrategia de aumento de la
exportación a costa de la industria de otros países, como llevan a cabo
países como Alemania, Holanda o Suecia. Estas estrategias se aseguran a
través de tratados comerciales internacionales como el CETA y el TTIP.
Los países a los que les veta el poder llevar a cabo estas estrategias
comerciales, pero que a su vez funcionan como mercados de consumo,
reaccionan cada vez más con un creciente proteccionismo y, si les está
permitido, con una devaluación de la moneda para poder ofrecer sus
mercancías al mercado mundial de manera más barata. Este tipo de guerras
comerciales van en aumento. La unidad entre los países capitalistas
fuertes es cada vez más frágil y el equilibrio entre los países del G20
cada vez es menor.
En los países más pobres tricontinentales, donde se hace referencia a
Asia, América latina y África, no se dispone de los medios financieros
necesarios para poder defenderse ante esta situación. La masiva pobreza,
la insolación social y la represión se transforman repentinamente en
levantamientos regionales, como ocurrió en la primavera árabe, o en
represión adornada como religiosa por parte de movimientos islámicos.
Los grupos de poder locales no ceden terreno y endurecen la explotación y
la intervención policial estatal. Cuando esta intervención no consigue
los resultados esperados acaba convirtiéndose en una larga y duradera
guerra civil. El concepto de los G7/G8 „Regime change – Cambio de
régimen” ha fracasado. Occidente ya no intenta en las guerras de
Afganistán, Irak o Libia asfixiar a los levantamientos populares o a los
regímenes insubordinados a través de las intervenciones militares. Ya
no intenta implantar un nuevo orden. En vez de eso los conflictos
existentes se traspasan a l@s representantes regionales, como ocurrió en
la guerra civil de Yemen dejándola en manos de Arabia Saudí y de su
intervención, o como actualmente ocurre en Irak o en Siria donde
predominan las intervenciones informales. Se lleva a cabo un capitalismo
vallado, un „Gated Capitalism“ que se concentra en los pequeños islotes
donde aún hay crecimiento económico y donde l@s pobres y maltratad@s se
ahogan en sus costas y quedan fuera de sus verjas.
Las promesas de crecimiento y de prosperidad para muchas de las personas
residentes en las zonas ricas ya no se cumplen. La regulación de lo
estatal y de lo social se está modificando y es en este contexto donde
los movimientos populistas derechistas, los movimientos nacionalistas
militantes y las tendencias más autoritarias de la Comunidad Europea, de
Estados Unidos o de Asia cosechan nuevos éxitos. Exigen no solamente un
proteccionismo político-económico, sino también la expulsión de
inmigrantes y el levantamiento de verjas fronterizas. Bajo esta lógica
todo lo que no encaje con los esquemas nacionalistas o religiosos, todo
lo que sea inconformista o queer pasa a estar bajo sospecha. Este
análisis no se puede entender únicamente como una maniobra que tuviera
como fin el acabar con el empobrecimiento económico creciente. Los
nuevos y exitosos partidos populistas derechistas se nutren en su
mayoría de hombres blancos provenientes de la clase baja pero a la vez
estos movimientos están cosechando sus éxitos en los estados más ricos y
acomodados del Norte y del Este de Europa. Reiteradamente tratamos aquí
con un racismo que ha ido aumentando a través de generaciones y que
carece de un objeto de referencia concreto, ya que no existe en esos
paises ni un número importante de refugiados ni una amenaza real de
pérdidas de puestos de trabajos. Nos posicionamos así en contra de la
alianza internacional de los populistas de derecha: Desde el régimen
húngaro xenófobo, pasando por el Brexit con su motivación racista, la
visión del mundo racista del partido AFD (Alternativa para Alemania) en
Alemania o del partido Frente Nacional en Francia, pasando por el
nacionalismo islámico del régimen turco el AKP y llegando hasta la
victoria electoral del chovinista Donald Trump.
La guerra como método de la política dominante
La guerra y el capitalismo están intrínsecamente unidos. Si hacemos un
análisis histórico nos encontramos la guerra como parte de la estrategia
capitalista para solventar situaciones de crisis. Las décadas de status
quo de la guerra fría acabó con el enfrentamiento entre los países
industrializados del Este y del Oeste y trasladó esta lógica hacia los
países tricontinentales, a través de guerras que son representativas.
Tras la caída del bloque del Este se ha abierto un nuevo espacio para
reactivar esta lógica de guerra y de crisis. El régimen neoliberal ha
llevado a cabo desde el año 1989 nuevas estrategias para poder
asegurarse los mercados de consumo y los recursos que las naciones
industrializadas a la cabeza necesitan.
Los gobiernos de los países capitalistas centrales en importancia usan
cada vez más la opción militar como forma de asegurarse sus esferas de
poder y de influencia. La oposición y la competencia ejercida por parte
de otros países no son contrarrestadas únicamente a través de nuevos
acuerdos comerciales o a través de la implantación de políticas
aduaneras o fiscales (que conllevan una política monetaria y de créditos
adherida), sino cada vez más se contrarresta a través de un aumento de
la respuesta militar.
Por eso no es una coincidencia que prácticamente todos los estados
pertenecientes al G20 estén envueltos en conflictos bélicos de una
manera más o menos directa. Ya los llamen acciones policiales, acciones
militares de „mantenimiento“ de paz o sean guerras llevadas a cabo por
sus intermediarios, todo ello es sinónimo de guerra, muerte y
destrucción. Los únicos conflictos que por el momento aún se están
evitando son los conflictos en los que se vieran envueltos directamente
los países centrales en importancia política. Esto no significa que vaya
a quedarse la cosa así como está. Sólo hay que fijarse en el aumento de
tensiones entre Rusia y la OTAN. Ante la agresiva expansión hacia el
este por parte de la OTAN Rusia responde con un masivo rearme y
amenazando a las antiguas repúblicas soviéticas que se adhirieron a la
OTAN y a la EU. Rusia se encuentra en serias dificultades económicas
debido a la dinámica de competencia capitalista y a las sanciones
económicas que sufre. La guerra en Ucrania se produce dentro de un
enfrentamiento entre las lógicas capitalistas de Rusia y de la EU y no
deja de ser una expresión de una activación de círculos de poder, de
esferas de influencia y de áreas de mercado.
La tremenda guerra en Siria es un ejemplo de la desesperación que puede
implicar esa lógica de guerra. Para Rusia esta guerra significa su
posicionamiento en el nuevo orden del Oriente Próximo tras la primavera
árabe. Para EEUU y para la EU es una guerra contra movimientos islámicos
y paralelamente contra su rival, Rusia. El gobierno turco a su vez
utiliza esta situación para asegurar sus intereses combatiendo el
movimiento kurdo y a toda oposición, ya sea musulmana o laica, y cómo no
también para poder imponer sus exigencias a través de su intervención
militar en Siria. El fin del conflicto y de la muerte como perspectiva
para las personas que viven en Siria no tiene ninguna importancia para
los poderes políticos. Así la muerte y la expulsión de cientos de miles
de personas es el precio que conscientemente aceptan pagar.
Desregularización y desestabilización
El modo de reproducción social capitalista que provenía de la época de
postguerra cayó en una crisis profunda a partir de mediados de los años
70. Este desarrollo produjo un modelo neoliberal, tanto económico como
social, que se impuso y que supuso una desregularización de los mercados
y una política de privatización que se implantó incluso en la educación
y en los servicios públicos estatales. Las personas de todo el mundo
comenzaron a intentar alcanzar esa promesa de riqueza y de prosperidad.
Esta gran idea fabricada de humo se presentaba como una cooperación
conjunta entre un gobierno mundial y la política interior y que tenía
como fin político el mantenimiento de la paz, que en realidad se vio
acompañado de un rearme hacia fuera y hacia dentro de las fronteras. Así
la militarización y su implantación como opción de negociación política
fue una posición ideológica. Dentro de este contexto podemos observar
cómo la creación de la EU como un poder político militarizado tiene como
interés la implantación de los intereses de los países centrales
europeos de mano del liderazgo alemán como poder hegemonial, que desde
el año 2000 había sido dejado de lado. Para poder llevar a cabo sus
intereses tienen que poder intervenir militarmente.
La implantación de las estrategias neoliberales están marcadas por la
guerra desde hace ya 25 años: la destrucción de la entonces Yugoslavia,
la desestabilización de la entonces Unión Soviética y diversos
conflictos en el continente africano tienen su origen en la conquista y
acumulación agresiva de mercados como también en la explotación de
recursos. El abanico que abarca esta política militarizada va desde
guerras de baja intensidad, guerras civiles hasta guerras abiertamente
declaradas como tales. Pero común a todas ellas es la destrucción de
todos los sistemas sociales y económicos que se opongan al poder
neoliberal omnipotente, este es el resultado. Para las personas
afectadas queda en muchos casos como única salida la huida.
Estas estrategias de desestabilización tienen como consecuencia la
formación de movimientos de resistencia reaccionarios, que se oponen a
los intereses occidentales. Las consecuencias lógicas que se producen
son conflictos militares y que son resultado de las políticas
neoliberales y políticas de expansión de los países centrales
capitalistas. El terrorismo islámico y los movimientos de huida de estas
zonas son por tanto en gran medida consecuencias de esta política de
desestabilización y que las sociedades a su vez acaban convirtiendo en
estados de guerra duraderos.
La militarización de la actuación política en el exterior tiene como consecuencia también una militarización hacia el interior y con ello se produce un cambio en las sociedades occidentales. La aceptación de que los conflictos tanto sociales como económicos internos se solucionan a través de la represión policial e incluso militar aumenta cada vez más. La escalada de tensiones en la política exterior hegemónica tiene como consecuencia un rearme en la política interior. El agravamiento de la situación en el terreno de política exterior tiene como correspondencia una imposición de las contradicciones sociales en política interior. El empobrecimiento social y el aumento del abismo entre ricos y pobres ya no se pretende combatir a través del empleo pleno sino a través de una política represiva contra cualquier sublevación en la política interior.
Paralelamente a todo esto se produce una disolución de la globalización neoliberal y se sustituye por una reorganización estratégica del sistema capitalista mundial. Cómo se ha tratado la crisis financiera nos muestra el desmoronamiento de la idea de una globalización del mercado común. Esta ruptura tiene como resultado un nacionalismo, un proteccionismo y una creciente disposición a confrontaciones incluso entre países pertenecientes al grupo de los capitalistas hegemónicos. Su política es la guerra, sus perspectivas son la rivalidad y la explotación. Valores como la paz, los derechos humanos, la justicia social y la responsabilidad ante el uso de los recursos del planeta pasan a ser meros obstáculos para el despliegue de los intereses capitalistas.
La resistencia es variada e imprevisible
Si l@s representantes de este (Des)orden dominante quieren ponerse en
escena de manera espectacular en el centro de Hamburgo nosotr@as nos
opondremos con nuestra idea de un mundo digno a través de acciones
internacionales y transnacionales!
Cumbres similares que tuvieron lugar a finales de los años 90 ni transcurrieron tranquilas ni transcurrieron sin nosotr@as. Las cumbres de Seattle, Génova, Gotemburgo y Praga no han quedado para la posteridad como cumbres exitosas sino como momentos históricos de resistencia anticapitalista. Las protestas y diferentes acciones que se llevaron a cabo forzaron como consecuencia que las siguientes cumbres del G7 o del G8 no pudieran celebrarse en ciudades importantes, ya que contaban con nuestra llegada. En lugar de en la ciudades las cumbres pasaron a celebrarse en hoteles de lujo lejos de la infraestructura de las ciudades para evitar las protestas y mantenerlas lejos.
Pero en esta ocasión vuelve a haber una gran cumbre de Estados y de
jef@s de Estado en una ciudad europea, en Alemania esta vez. Es nuestra
labor como izquierda radical y anticapitalista y junto a otra mucha
gente el oponer resistencia a esta exhibición de poder y en oponernos
con nuestra idea de una sociedad justa y solidaria.
Las movilizaciones contra este tipo de cumbres que se dieron a partir
del año 2000 fueron fruto del trabajo conjunto y del contacto entre
grupos anticapitalistas de toda Europa y de todo el mundo. Tuvimos
experiencias compartidas y luchas conjuntas, asistimos a encuentros
internacionales, fuimos atacados por policías reforzados por militares
pero aún así aunamos fuerzas y respondimos. El movimiento contra la
globalización ha cambiado, pero nuestras redes se mantienen. Estamos
activ@s en nuestras regiones, ciudades, pueblos y bosques. Pero luchamos
transnacionalmente. Y siempre conseguimos volver a juntarnos: En
Rostock/Heiligendamm, en Estrasburgo, Atenas, Copenhague, en la región
de Wendland, en París, en Milán y en Frankfurt.
En los últimos años nos hemos conectado de diferentes maneras a nivel transnacional: contra la política de austeridad de la EU sobre todo en Grecia pero también en España, Portugal, Irlanda o Francia hemos demostrado una resistencia solidaria. Las ocupaciones de resistencia, huelgas, manifestaciones, reapropiaciones o ocupaciones de casas fueron llevadas a cabo mayoritariamente por movimientos locales. Pero los intercambios y contactos han hecho que ganemos en fuerza y en continuidad. Las acciones llevadas a cabo en los No-Border-Camps, en los campos de refugiados o en las rutas de éstos, han tenido y tienen un carácter internacional. No han tenido siempre éxito pero a pesar de ello ha significado el dar por hecho que en el espacio europeo buscamos una visión transnacional, una orientación y una acción transnacional. El Internacionalismo es desde luego tan heterogéneo y plural como los movimientos que lo componen. Ningún individuo activo será víctima de las circunstancias si nos unimos para oponerles resistencia.
La cumbre próxima que tendrá lugar en Hamburgo simboliza y representa prácticamente mucho de lo que rechazamos. Las máscaras que se veremos son intercambiables pero también son reales. Con las acciones que están planeadas en Hamburgo queremos dejar claro que combatimos su política de guerra, explotación y de terror! Queremos una ruptura tanto simbólica como práctica con el orden imperante y junto a l@s much@s activistas de toda Europa. Queremos incomodar y bloquear el transcurrir de esta cumbre. Queremos abrir diversos espacios de actuación, inesperados y de todo tipo contra la cumbre del G20. Está claro que nos vamos a encontrar en ello con miles de policías, militares y de pertenecientes a agencias de seguridad del Estado que defenderán la cumbre.
La arrogancia del poder ha decidido que todo esto va a pasar en pleno
centro de la ciudad, a un par de pasos del centro social de la Rote
Flora y de otros centros izquierdistas. La gente sólo tendrá que dar un
paso fuera de su portal para estar ya dentro de la zona denominada como
zona crítica o para tomar partido en alguna de las acciones. La
izquierda radical de Hamburgo lucha contra el desarrollo capitalista de
esta ciudad y lucha por el derecho que toda persona tiene a la ciudad.
Nuestra lucha no se reduce a las ocupaciones de los años 70 o las
victorias conseguidas en las ocupaciones de la Hafenstrasse en el barrio
de St. Pauli o en la ocupación de la Rote Flora. Estas luchas las hemos
unido a una lucha contra la precarización de nuestros puestos de
trabajo, contra la subida de los alquileres, por la lucha por la
libertad de vivir de otra manera, como en carros por l@s miembros del
colectivo Bambule. Hemos luchado por los movimientos de refugiados como
el de Lampedusa en Hamburgo, contra el intento de criminalizar
determinadas zonas de la ciudad como una respuesta policial a los
movimientos sociales. Tenemos todas estas experiencias en el tintero,
las tenemos muy presentes y vamos a echar mano de ellas. Y sabemos que
vamos a reapropiarnos del espacio que esta cumbre quiere asignarse. La
represión no podrá pararnos si somos much@s y nos mantenemos
imprevisibles. No se van a encontrar con un terreno conquistado y
pacífico.
Esta es una invitación para tod@s las compañeras y amig@s de cerca y de lejos: Venid a principios de julio a protestar contra la cumbre del G20 en Hamburgo! La izquierda radical ha presentado batalla ya en numerosas ocasiones: Nos mantendremos polifacétic@s, solidari@s e imprevisibles. Nuestros centros sociales que están muy cerca a la cumbre serán los puntos de encuentro para la organización de la resistencia. La oposición burguesa no propone ninguna alternativa al sistema capitalista y a su supervivencia. En cambio nosotr@s somos solidari@s con todas las fuerzas emancipatorias que salgan a la calle a posicionarse contra esta cumbre en Hamburgo. Seremos también nosotr@s l@s que decidamos qué acciones son para nosotr@s las adecuadas políticamente para participar.
DÍAS DE ACCIÓN: 6,7 Y 8 DE JULIO DEL 2017
* Jueves 6 de Julio 2017: Manifestación internacional anticapitalista de la izquierda radical.
* Acciones dinámicas en Hamburgo y alrededores entorno a la
militarización, Migración, explotación, resistencia en las ciudades y
otros temas.
* Formación de un bloque de resistencia y de bloques anticapitalistas para la manifestación plural del día 8 de julio del 2017.
* Durante todo el tiempo habrá resistencia contra la propia cumbre!
A BLOQUEAR, SABOTEAR Y DESMONTAR LA CUMBRE DEL G20!
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