Golpe en Bolivia liderado por un líder paramilitar fascista, fanático cristiano y millonario con apoyo extranjero — Max Blumenthal y Ben Norton (1ª parte)
The
Grayzone – 12/11/2019
Traducción del inglés:
Arrezafe
El líder golpista
boliviano Luis Fernando Camacho es un multimillonario de extrema
derecha que surgió de los movimientos fascistas en la región de
Santa Cruz, donde Estados Unidos ha alentado el separatismo. Ha
solicitado el apoyo de Colombia, de Brasil y de la oposición venezolana.
Cuando Luis Fernando
Camacho irrumpió en el abandonado palacio presidencial de Bolivia,
en las horas posteriores a la repentina renuncia del presidente Evo
Morales el 10 de noviembre, mostró al mundo facción del país que
está en desacuerdo con el espíritu plurinacional que su depuesto
líder socialista e indígena había propiciado.
Con una Biblia en una
mano y una bandera nacional en la otra, Camacho inclinó su cabeza en
oración sobre el sello presidencial, cumpliendo su juramento de
purgar al país de la herencia indígena del gobierno y "devolver
a Dios el palacio quemado".
"Pachamama nunca
volverá al palacio", dijo, refiriéndose al espíritu
andino de la Madre Tierra. "Bolivia le pertenece a Cristo".
El lider y opositor de ultraderecha Luis Fernando Camacho ante una biblia en el Palacio Presidencial tras el golpe |
La oposición de extrema derecha boliviana había derrocado al presidente izquierdista Evo Morales ese día, siguiendo las demandas del liderazgo militar del país de que renunciara.
Prácticamente
desconocido fuera de su país, en el que nunca había ganado una
elección democrática, Camacho se lanzó al vacío. Es un poderoso
multimillonario nombrado en los Papeles de Panamá, y un
fundamentalista cristiano ultraconservador preparado por un
paramilitar fascista conocido por su violencia racista, con una base
en la rica región separatista boliviana de Santa Cruz.
Camacho proviene de una
familia de élites corporativas que durante mucho tiempo se han
beneficiado de las abundantes reservas de gas natural de Bolivia. Su
familia perdió parte de su riqueza cuando Morales nacionalizó los
recursos del país para financiar sus vastos programas sociales, que
redujeron
la pobreza en un 42 por ciento y la pobreza extrema en un 60 por
ciento.
En el período previo al
golpe, Camacho se reunió con líderes de gobiernos de derecha en la
región para discutir sus planes destinados a desestabilizar a
Morales. Dos meses antes del golpe de Estado, twitteó
agradecido: “Gracias Colombia! ¡Gracias, Venezuela!”, exclamó
quitándose el sombrero ante la operación
golpista de Juan Guaido. También reconoció al gobierno de
extrema derecha de Jair Bolsonaro, declarando: "¡Gracias
Brasil!"
Camacho había pasado
años liderando una organización separatista abiertamente fascista
llamada Unión Juvenil Cruceñista. Grayzone editó los
siguientes clips de un documental histórico promocional que el grupo
publicó en sus propias cuentas de redes
sociales:
Mientras Camacho y sus
fuerzas de extrema derecha sirvieron como el músculo detrás del
golpe, sus aliados políticos esperaron para cosechar los beneficios.
El candidato presidencial
que la oposición de Bolivia había presentado en las elecciones de
octubre, Carlos Mesa, es un privatizador "pro-empresarial"
con amplios vínculos en Washington. Los cables del gobierno de EEUU,
publicados por WikiLeaks, revelan que mantuvo correspondencia regular
con funcionarios estadounidenses en sus esfuerzos por desestabilizar
a Morales.
Actualmente, Mesa figura
como experto en el Diálogo Interamericano, un grupo de expertos
con sede en DC financiado por USAID,
el brazo de poder blando del gobierno de EEUU, en varios gigantes
petroleros y en una gran número de corporaciones multinacionales
activas en América Latina.
Evo Morales, un ex
agricultor que se dio a conocer en los movimientos sociales antes de
convertirse en el líder del poderoso partido político de base,
Movimiento Hacia el Socialismo (MAS), fue el primer líder indígena
de Bolivia. Muy popular en las importantes comunidades nativas y
campesinas del país, ganó numerosas elecciones y referendos
democráticos durante un período de 13 años, a menudo con mayorías.
El 20 de octubre, Morales
ganó la reelección por más de 600,000 votos, lo que le dio un poco
más del margen del 10 por ciento necesario para derrotar al
candidato presidencial opositor Mesa en la primera vuelta.
Los expertos, que
hicieron un análisis estadístico de los datos de votación
públicamente disponibles en Bolivia, no
encontraron evidencia de irregularidades o fraude. Pero la
oposición afirmó lo contrario y salió a las calles en semanas de
protestas y disturbios.
Los acontecimientos que
precipitaron la renuncia de Morales fueron indiscutiblemente
violentos. Las pandillas opositoras de derecha atacaron a numerosos
políticos electos del partido gobernante izquierdista MAS. Luego
saquearon la casa del presidente Morales, mientras incendiaron las
casas de varios otros altos funcionarios. Los familiares de algunos
políticos fueron secuestrados y retenidos como rehenes hasta que
renunciaron. Una mujer alcalde socialista fue torturada
públicamente por un grupo de mafiosos.
Tras la salida forzada de
Morales, los golpistas arrestaron al presidente y al vicepresidente
del cuerpo electoral del gobierno y obligaron a los otros
funcionarios de la organización a renunciar. Los seguidores de
Camacho procedieron a quemar banderas
de Wiphala que simbolizan la población indígena del país y la
visión plurinacional de Morales.
La Organización de
Estados Americanos, una organización pro-estadounidense fundada
por Washington durante la Guerra Fría como una alianza de países
anticomunistas de derecha en América Latina, ayudó a sellar el
golpe boliviano. Exigió nuevas elecciones, alegando que hubo
numerosas irregularidades en la votación del 20 de octubre, sin
citar ninguna evidencia. Luego, la OEA permaneció en silencio cuando
Morales fue derrocado por su ejército y los funcionarios de su
partido fueron atacados y obligados violentamente a renunciar.
Al día siguiente, la
Casa
Blanca de Donald Trump alabó con entusiasmo el golpe, y lo
proclamó como un "momento significativo para la democracia"
y una "señal fuerte para los regímenes ilegítimos en
Venezuela y Nicaragua".
Emergiendo de las
sombras para liderar un violento golpe de extrema derecha
Mientras que Carlos Mesa
condenó tímidamente la violencia de la oposición, Camacho la
incitó, ignorando los llamados a una auditoría internacional de las
elecciones y enfatizando su demanda maximalista de purgar a todos los
partidarios de Morales del gobierno. Era el verdadero rostro de la
oposición, oculto durante meses detrás de la figura moderada de
Mesa.
Camacho, un empresario
multimillonario de 40 años del bastión separatista de Santa Cruz,
nunca se postuló para un cargo. Al igual que el líder golpista
venezolano Juan Guaidó, de quien más del 80 por ciento de los
venezolanos nunca había oído hablar hasta que el gobierno de EEUU
lo ungió como supuesto "presidente", Camacho era una
figura oscura hasta que el intento de golpe en Bolivia dio en el
blanco.
Primero creó su cuenta
de Twitter el 27
de mayo de 2019. Durante meses, sus tweets
fueron ignorados, generando no más de tres o cuatro retweets y 'me
gusta'. Antes de las elecciones, Camacho no tenía un artículo de
Wikipedia, y había pocos perfiles reflejados en los medios en
español o inglés.
Camacho hizo un llamado a
una huelga el 9 de julio, publicando vídeos
en Twitter que obtuvieron poco más de 20
visitas. El objetivo de la huelga era tratar de forzar la
renuncia del órgano electoral del gobierno boliviano, el Tribunal
Supremo Electoral (TSE). En otras palabras, Camacho estaba
presionando a las autoridades electorales del gobierno para que
renunciaran más de tres meses antes de las elecciones
presidenciales.
No fue hasta después de
las elecciones que Camacho se convirtió en el centro de atención y
se convirtió en una celebridad por los conglomerados de medios
corporativos como la red local de derecha Unitel, Telemundo
y CNN
en Español.
De repente, los tweets de
Camacho que pedían la renuncia de Morales se iluminaban con miles
de retweets. La maquinaria golpista había sido activada.
Los principales medios
como el New York Times y Reuters siguieron ungiendo al Camacho no
electo como el "líder"
de la oposición boliviana. Pero incluso mientras atraía la atención
internacional, se omitieron factores clave de los antecedentes del
activista de extrema derecha.
No se mencionaron las
conexiones profundas y bien establecidas de Camacho con los
paramilitares extremistas cristianos, conocidos por la violencia
racista y los carteles comerciales locales, así como por los
gobiernos de derecha en toda la región.
Fue en los paramilitares
fascistas y en la atmósfera separatista de Santa Cruz donde se
formaron las políticas de Camacho y donde se definieron los
contornos ideológicos del golpe.
Perfil de un
paramilitar fascista de estilo franquista
Luis Fernando Camacho fue
preparado por la Unión Juvenil Cruceñista, o Unión Juvenil de
Santa Cruz (UJC), una organización paramilitar fascista
que ha sido vinculada a los complots de asesinato contra Morales. El
grupo es conocido por agredir a izquierdistas, campesinos indígenas
y periodistas, además de defender una ideología profundamente
racista y homofóbica.
Desde que Morales asumió
el cargo en 2006, la UJC ha hecho campaña para separarse de un país
que, según los miembros de la UJC, había sido superado por una
“satánica masa indígena”.
El UJC es el
equivalente boliviano de la Falange de España, el RSS
supremacista hindú de la India y el batallón
neonazi Azov de Ucrania. Su símbolo es una cruz verde que
tiene fuertes similitudes con logotipos de movimientos fascistas en
todo Occidente, y se sabe que sus miembros utilizan saludos 'Sieg Heil' al estilo nazi.
Incluso la embajada de
Estados Unidos en Bolivia describió
a los miembros de la UJC como "racistas" y "militantes",
señalando que "han atacado con frecuencia a personas e
instalaciones pro-MAS / gubernamentales".
Tras visitar a miembros
de la UJC en 2007, el periodista Benjamin Dangl los describió
como los "nudillos de bronce" del movimiento
separatista de Santa Cruz. "La Unión Juvenil es conocida por
golpear y azotar a los campesinos que marchan por la nacionalización
del gas, arrojar piedras a los estudiantes que se organizan contra la
autonomía, arrojar cócteles molotov en la estación de televisión
estatal y asaltar brutalmente a miembros del movimiento sin tierra
que luchan contra los monopolios de la tierra", escribió
Dangl.
"Cuando tengamos
que defender nuestra cultura por la fuerza, lo haremos",
dijo un líder de la UJC a Dangl. "La defensa de la libertad
es más importante que la vida".
Camacho fue elegido
vicepresidente de la UJC en 2002, cuando tenía solo 23 años.
Abandonó la organización dos años después para construir el
imperio comercial de su familia y ascender en las filas del Comité
Pro-Santa Cruz. En dicha organización fue tutelado por una de las
figuras más poderosas del movimiento separatista, un oligarca
boliviano-croata llamado Branko Marinkovic.
En agosto, Camacho tuiteó
una foto con su "gran amigo", Marinkovic. Esta amistad fue
crucial para establecer las credenciales del activista de derecha y
forjar las bases del golpe que se formaría tres meses después.
El padrino croata de
Camacho y propulsor de poder separatista
Branko Marinkovic es un
importante terrateniente que aumentó su apoyo a la oposición de
derecha después de que algunas de sus tierras fueran nacionalizadas
por el gobierno de Evo Morales. Como presidente del Comité Pro-Santa
Cruz, supervisó las operaciones del motor principal del separatismo
en Bolivia.
En una carta de 2008 a
Marinkovic, la Federación Internacional de Derechos Humanos denunció
al comité como "actor y promotor del racismo y la
violencia en Bolivia".
El grupo de derechos
humanos agregó que "condena la actitud y los discursos
secesionistas, sindicalistas y racistas, así como los llamados a la
desobediencia militar, de los cuales el Comité Cívico Pro-Santa
Cruz es uno de los principales promotores".
En 2013, el periodista
Matt Kennard informó
que el gobierno de los Estados Unidos estaba trabajando en estrecha
colaboración con el Comité Pro-Santa Cruz para alentar la
balcanización de Bolivia y socavar a Morales. "Lo que ellos
[EEUU] presentaron fue cómo podrían fortalecer los canales de
comunicación", dijo el vicepresidente del comité a
Kennard. "La embajada dijo que nos ayudarían en nuestro
trabajo de comunicación y que tienen una serie de publicaciones en
las que exponían sus ideas".
En un perfil de 2008 de
Marinkovic, el New
York Times reconoció las corrientes subterráneas extremistas
del movimiento separatista de Santa Cruz que presidió el oligarca.
Describió el área como "un bastión de grupos abiertamente
xenófobos como la Falange Socialista Boliviana, cuyo saludo de la
mano se inspira en la Falange fascista del ex dictador
español Franco".
La Falange Socialista
Boliviana fue un grupo fascista que proporcionó refugio seguro al
criminal de guerra nazi Klaus Barbie durante la Guerra Fría.
Experto en tortura de la Gestapo, Barbie fue reutilizado por la CIA a
través de su programa Operación Cóndor para ayudar a exterminar el
comunismo en todo el continente. (A pesar de su nombre anticuado,
como los nacionalsocialistas alemanes, este grupo extremista de
extrema derecha era violentamente antiizquierdista, comprometido a
matar a los socialistas).
La Falange boliviana
llegó al poder en 1971 cuando su líder, el general Hugo Banzer
Suárez, derrocó
al gobierno izquierdista del general Juan José Torres Gonzales. El
gobierno de Gonzales enfureció a los líderes empresariales al
nacionalizar las industrias y provocó la hostilidad de Washington al
expulsar al Cuerpo de Paz, que consideraba un instrumento de
penetración de la CIA. La administración de Nixon, con los brazos
abiertos, le dio inmediatamente la bienvenida a Banzer y lo celebró
como un baluarte clave contra la propagación del socialismo en la
región. (Un despacho
especialmente irónico de 1973 aparece en Wikileaks mostrando al
Secretario de Estado Henry Kissinger agradeciendo a Banzer por
felicitarlo por su Premio Nobel de la Paz).
El legado golpista del
movimiento persistió durante la era de Morales a través de
organizaciones como la UJC y figuras como Marinkovic y Camacho.
The Times señaló que
Marinkovic también apoyó las actividades de la UJC, describiendo al
grupo fascista como "un brazo casi independiente del comité
dirigido por el Sr. Marinkovic". En una entrevista al
periódico estadounidense, un miembro de la junta de la UJC
manifestó: "Protegeremos a Branko con nuestras propias
vidas".
Marinkovic ha defendido
el tipo de retórica nacionalista cristiana familiar para las
organizaciones de extrema derecha de Santa Cruz, llamando, por
ejemplo, a una “cruzada por
la verdad" e
insistiendo en que Dios está de su
lado.
La familia del oligarca
proviene de Croacia, donde tiene doble ciudadanía. Marinkovic ha
sido perseguido por los rumores de que los miembros de su familia
estuvieron involucrados en el poderoso movimiento fascista Ustashe
del país.
El Ustashe colaboró
abiertamente con los ocupantes nazis alemanes durante la Segunda
Guerra Mundial. Sus sucesores volvieron al poder después de que
Croacia declarara su independencia de la ex Yugoslavia, un antiguo
país socialista que fue balcanizado intencionalmente por una guerra
de la OTAN, de la misma manera que Marinkovic esperaba que
Bolivia lo fuera.
Adolph Hitler con el fundador del Ustashe, Pavelić en 1941 |
Marinkovic niega que su familia fuera parte de la Ustashe. Afirmó en una entrevista con el New York Times que su padre luchó contra los nazis.
Pero incluso algunos de
sus simpatizantes son escépticos. Un analista de los Balcanes de la
firma de inteligencia privada Stratfor, que trabaja en estrecha
colaboración con el gobierno de los EEUU y es conocida popularmente
como la "CIA
en la sombra", produjo un perfil general sobre Marinkovic,
especulando: "Todavía no conozco su historia completa, pero
yo Apostaría mucho $$$ que los padres de este tipo son de primera
generación (su nombre es demasiado eslavo) y que eran simpatizantes
de Ustashe (léase: nazis) que huían de los comunistas de Tito
después de la Primera Guerra Mundial”.
El analista de Stratfor
extrajo un artículo
de 2006 del periodista Christian Parenti, que había visitado a
Marinkovic en su rancho en Santa Cruz. La "reforma agraria de
Evo Morales podría conducir a una guerra civil", advirtió
Marinkovic a Parenti en el inglés con acento tejano que aprendió
mientras estudiaba en la Universidad de Texas, Houston.
Hoy, Marinkovic es un
ferviente partidario del líder de extrema derecha de Brasil Jair
Bolsonaro, cuya única queja sobre el dictador chileno Augusto
Pinochet fue que "no
mató lo suficiente".
Marinkovic también es un
admirador público de la oposición de extrema derecha de Venezuela.
"Todos somos Leopoldo",
tuiteó en apoyo de Leopoldo López, quien ha estado involucrado en
numerosos intentos de golpe de estado contra el gobierno de izquierda
electo de Venezuela.
Si bien Marinkovic negó
cualquier papel en la actividad militante armada en su entrevista con
Parenti, en 2008 fue acusado de desempeñar un papel central en un
intento de asesinar a Morales y sus aliados del partido Movimiento
hacia el Socialismo.
Le dijo al New York Times
menos de dos años antes de que se desarrollara el complot: “Si
no hay una mediación internacional legítima en nuestra crisis,
habrá confrontación. Y desafortunadamente, será sangriento y
doloroso para todos los bolivianos”.
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