Friedrich Engels hacia 1848

Hace 200 años, el 28 de Noviembre de 1820, nació Friedrich Engels en Barmen, Prusia. Hoy los revolucionarios del mundo celebramos su vida y obra que sirvió a resolver problemas esenciales para la emancipación de la clase obrera. En ese camino se reunió con Karl Marx y trabajaron en conjunto desde la teoría y la práctica, tomando posición por los oprimidos, participando en la formación de importantes organizaciones obreras y en la lucha armada que se levantó en la oleada de revoluciones en Europa hacia 1848. El estudio y práctica de Marx y Engels dieron forma al marxismo, la ideología científica del proletariado.

Engels y su posición de clase

Engels fue hijo de un gran propietario textil, lo cual podría haberlo llevado a vivir una vida burguesa

acomodada, sin embargo conmovido tempranamente por la situación de extrema pobreza y la explotación de la clase obrera, se vinculó estrechamente con la clase y los líderes revolucionarios de la época. En este proceso conoció a Mary Burns, obrera irlandesa, la cual fue su compañera y esposa. Su obra “La situación de la clase obrera en Inglaterra” (1845) es una descripción que da cuenta del estrecho vínculo y la posición que decidió tomar en la vida. Como dijera Lenin “Es cierto que con anterioridad a Engels fueron muchos los que escribieron sobre los padecimientos del proletariado e indicaron sobre la necesidad de ayudar a este. Pero Engels fue el primero en afirmar que el proletariado no solo constituye una clase que sufre, sino que precisamente la miserable situación económica en que se encuentra le impulsa inconteniblemente hacia adelante y le obliga a luchar por su emancipación definitiva”. Allí señala que el socialismo tan sólo se transformará en una fuerza cuando se convierta en el objetivo de la lucha política de la clase obrera.

Engels y el socialismo científico

Juntos, Marx y Engels dedicaron su vida a buscar una salida científica para la emancipación de la clase obrera y de los pueblos del mundo. En ese camino, se encontraron y lucharon contra las ideas y practicas más reaccionarias, así como con las ideas y practicas impulsadas por los “socialistas utópicos” que creían que bastaba tan sólo convencer a los gobernantes y a las clases dominantes de la injusticia del régimen social existente para que resultara fácil impulsar la paz en el mundo y el bienestar general. Aquellos utópicos soñaban con un socialismo que triunfara sin lucha, mientras otros buscaban acabar con la explotación derribando la industria, deteniendo el carro de la historia. Marx y Engels vieron en el proletariado la única clase capaz de barrer definitivamente la opresión y explotación, pues de todas las clases existentes es la única que no tiene nada que perder y un mundo que ganar. Enseñaron a la clase obrera a tener conocimiento y conciencia de sí misma, dando paso al socialismo científico, perfectamente sintetizado en el “Manifiesto Comunista” (1848).

Engels y el panegírico de la violencia

Marx y Engels exigían no la contemplación, sino la lucha por un nuevo orden social. Así se organizaron tempranamente en la “Liga de los Comunistas”. Paralelamente, durante la revolución de 1848 que estalló en Francia y se extendió por Europa, Marx y Engels defendieron decididamente los intereses del pueblo, no solo tomando las posiciones más avanzadas en la prensa a través de la Nueva Gaceta Renana, sino en la misma revolución. Engels participó en la insurrección armada del pueblo, combatió en tres batallas, alcanzando rápidamente reconocimiento y liderazgo, pues estaba convencido que la acción práctica y violenta de las masas es la única vía por la que se pueden resolver las contradicciones de clase. A esta conclusión no renunciarían jamás ni Marx ni Engels, ni los verdaderos comunistas del mundo.

Se pone en evidencia que la revolución es una necesidad histórica. “La violencia es partera de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva” dirían.

La participación en estos combates lleva a Engels a concluir que el método de lucha de las barricadas ha sido superado, que los oprimidos deben encontrar su propia forma de hacer la guerra. Señala: “Un pueblo que quiere conquistar su independencia no puede limitarse a los recursos de la guerra usual. Levantamiento en masa, guerra revolucionaria, guerrillas: he ahí el único medio con que un pueblo pequeño puede ganar la guerra a otro grande, con que un ejército menos fuerte puede ponerse en condiciones de resistir a otro más fuerte y mejor organizado”. Engels comienza a dar forma a la estrategia militar del proletariado.

Las revoluciones de Francia y Alemania mostraron que el papel revolucionario de la burguesía había caducado históricamente y que el proletariado, para luchar por la conquista del Poder, necesita organizarse en un verdadero Partido Comunista que dirija la lucha revolucionaria, derroque a la gran burguesía y logre instaurar la dictadura de los explotados contra los explotadores.

Pese a que el pueblo fue derrotado en este proceso, Marx y Engels no dejaron de luchar. Sus esfuerzos por extender la revolución se multiplicaron con la creación en 1864 de la “Asociación Internacional de Trabajadores” y la extensión de su influencia en todo el movimiento obrero.

La incansable obra de Engels siempre estuvo ligada al desarrollo teórico y práctico de la ideología del proletariado, que se expresa en obras notables como “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, sus artículos sobre el problema de la vivienda, y el desarrollo económico de Rusia, y la inmensa tarea de redactar y editar los tomos segundo y tercero de “El Capital” que Marx solo habría dejado como borrador.

Como dijera Lenin: “Memoria eterna a Federico Engels, gran luchador y maestro del proletariado”.

Afiches de conmemoración de los 200 años del nacimiento de Friedrich Engels en los alrededores de la Plaza de la Dignidad, en Santiago. La cita dice: «La violencia es el instrumento con el cual el movimiento social se abre camino y rompe las formas políticas muertas y fosilizadas», Anti Dühring, 1877.

Recomendamos también la película «El joven Karl Marx», del director Raoul Peck, que destaca el trabajo de Karl Marx, Friedrich Engels y Jenny Marx en los primeros años de formación del pensamiento comunista, hasta la publicación del Manifiesto en 1848.