mercoledì 9 agosto 2017

pc 9 agosto - per il dibattito sulla Rivoluzione d'ottobre - un contributo

Avakian PCRUSA - la metamorfosi di un opportunista - in via di traduzione




Un compañero de Medellín, asistió al evento realizado en esa ciudad para conmemorar los 100 años de la Revolución de Octubre. Allí se presentó un debate interesante a raíz de las opiniones de un avakianista, precisamente sobre la cientificidad de la Revolución. Publicamos las apreciaciones de nuestro querido camarada, a quien agradecemos por enviárnoslas al Blog.
 
El pasado 29 de junio se celebró en Medellín la conferencia “La alegría de conmemorar los 100 años de la revolución rusa” a la que asistieron más de 25 personas. Allí se explicó de forma breve y sencilla los acontecimientos más importantes de la revolución bolchevique de 1917, se dejó en claro que sus enseñanzas siguen vigentes, la necesidad cada vez mayor de aprender y realizar con entusiasmo lo hecho por los bolcheviques y las hazañas de las masas rusas en este centenario.Tras finalizar la exposición, se realizaron intervenciones y preguntas por los asistentes. El primero de ellos precisó sobre la actitud de los bolcheviques y mencheviques en la revolución de 1905, de lo cual el expositor había cometido un error, quien aceptó su desacierto y dio la razón al asistente; luego participó una persona que en el transcurso de su intervención se supo que era defensor de Avakian; éste hizo alusiones sobre los fracasos de las experiencias del movimiento obrero del pasado, sobre la necesidad de “rigurosidad científica” en aquel movimiento y de una forma “indirecta” acusó a los presentes sobre la falta de una supuesta “rigurosidad científica”. Dijo también que había que estudiar
y aprender de la nueva síntesis de Avakian, de su comunismo revolucionario y concluyó su intervención, de por si extensa, sobre otros puntos menos importantes como qué era proletariado o si el acontecimiento más importantes en el siglo XX fue la revolución cultural proletaria china o la revolución bolchevique. Luego de él intervino un asistente que atendía un puesto de venta de periódicos y folletos de Revolución Obrera, inicio aclarando que sí había rigurosidad científica en lo que se hacía y de lo que se había expuesto en la intervención central, que en el pasado también había ciencia y que en la actualidad desde el periódico Revolución Obrera se había realizado una investigación en Colombia y sobre la realidad internacional se había producido literatura como el Programa para la revolución en Colombia y una propuesta de Línea para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional, que uno de los contenidos de la revista Negación de la Negación 4 se había dedicado rigurosa, pública y valientemente a desenmascarar el oportunismo de la “Nueva Síntesis de Avakian”. Continuó diciendo que hacía mucha falta escribir, invitó al avakianista que hablaba de tanta ciencia a que escribiera y que tuviera seriedad revolucionaria, ya que en el pasado ellos habían quedado mal en su compromiso de escribir, que aquella discusión había quedado publicada en unos artículos del periódico Revolución Obrera (Controversias con el Señor X).
Después el avakianista retomó la palabra y sin ser capaz de mantener la discusión, se desvió a tratar otros puntos de orden secundario; haciéndose el loco respecto al llamado a lo que ellos mismos declaran de dientes para afuera: la “rigurosidad científica”. Intervino una moderadora de la conferencia y dejó en claro que aquello no era una escuela de marxismo, que si se consideraba necesario se acordaba una y se discutía sobre el abc del marxismo para estudiar con las mismas fuentes qué es y cómo se determinan las clases sociales en una sociedad dada. Intervino de nuevo el vendedor de Revolución Obrera, llamó al avakianista a que respetara el evento, que en este espacio no se necesitaban “iluminados” como Avakian, que se ubicara en lo que se estaba tratando. Lo cierto es que en la intervención del señor avakianista, por ningún lado se atrevió a decir qué es lo que ellos arguyen que se debe supuestamente superar de lo hecho en la revolución de octubre, ni tampoco qué es lo que ellos tanto idolatran de su jefe espiritual Avakian; al final, de toda la palabrería del avakianista… mucha cáscara y pocas nueces.
El evento finalizó y se me llenó la cabeza de reflexiones mientras me dirigía a casa. A pesar de que el avakianista no quisiera sabotear el evento, objetivamente lo había hecho: hablar sobre cosas que no correspondían a la conferencia y generar dudas sobre la experiencia de la revolución bolchevique de Octubre corresponde a una actitud saboteadora. A pesar de que tuviera muy buena voluntad, sus ideas no ayudan al pueblo para la revolución, pues la Nueva Síntesis no es más que viejo oportunismo disfrazado como post mlm; el partido de la clase obrera, según ellos ahora debe ser un núcleo estable con mucha elasticidad, y a la ciencia del marxismo leninismo maoísmo, la ciencia del comunismo revolucionario, con todo el contrabando ideológico oportunista que le introducen, pues niegan la determinación del movimiento de la materia, en su lugar defienden la aleatoriedad y el caos en el movimiento de la materia, por eso en su actuar político reniegan de la dictadura del proletariado, a la supuesta reificación del proletariado oponen una visión derrotista de la experiencia del siglo XX del movimiento obrero; y definitivamente se han convertido en una secta que sigue los postulados de su pastor Avakian. Aquello lo relacione con las discusiones entre bolcheviques y mencheviques dentro del partido obrero socialdemócrata ruso por los años 1905.
Volviendo a esa época, hace poco más de 100 años, en donde se generó una corriente de oportunistas, de gentes que se dedicaron a atacar el materialismo dialéctico, particularmente el determinismo en el movimiento de la materia, Lenin los derrotó magistralmente con su libro materialismo y empirocriticismo. Allí además de derrotar los postulados filosóficos idealistas de los oportunistas, también Lenin nos dejó la enseñanza de que el papel de los oportunistas es generar confusión y desánimo en la militancia de base del partido y de que su papel favorecía únicamente los intereses de la reacción.
Esta mañana me levanté y husmeé en mi biblioteca virtual, me encontré un artículo titulado ¿Por qué triunfó la ciencia soviética? del intelectual revolucionario Juan Manuel Olarieta, lo leí y exclamé refiriéndome a los avakianistas: “Basura oportunista”; me acordé de aquel personaje que intentó sabotear el evento y se atrevió a tratarnos de faltos de ciencia. Los Avakianistas al igual que todos los demás oportunistas del pasado basan sus argumentos en infundios y no en ciencia a pesar de su disfraz. Acá el escrito de Olarieta que, aunque no es un marxista leninista maoísta, desmiente los revisionistas argumentos Avakianistas de que en el pasado no hubo “rigurosidad científica”.
¿Por qué triunfó la ciencia soviética?
Por Juan Manuel Olarieta
El socialismo no admite comparación con el capitalismo en ningún terreno. No compite con él porque ya ha triunfado sobre él, ya es un avance histórico con respecto a él. Por lo tanto, no voy a discutir ahora si la ciencia soviética fue "mejor" o si avanzó "mas" que la de los países capitalistas. Sin embargo, el triunfo de la revolución en un país atrasado, como la Rusia zarista de 1917, planteó las cosas de una manera algo distinta: como una cuestión de supervivencia frente a las grandes potencias imperialistas, que en aquel momento dominaban la ciencia (y dominaban gracias a la ciencia, entre otras cosas). Lenin lo expresó gráficamente cuando dijo que el comunismo eran los soviets más la electrificación (1). Quizá lo que no ha quedado suficientemente claro es que Lenin dijo eso en contraposición a Woodrow Wilson, presidente de Estados Unidos, quien cinco años antes había dicho: "El siglo XX pertenece al petróleo y la electricidad". Merece la pena reflexionar sobre ambas expresiones para saber si el siglo XX fue el de la electricidad, el de los soviets o el de las dos cosas al mismo tiempo.
Bajo los soviets el desarrollo científico tuvo siempre un marcado carácter estratégico. La tarea de la ciencia consistió en ponerse a la altura de los países punteros en tecnología, y luego superarlos. Si no hubiera desarrollado la ciencia de la manera vertiginosa en que lo hizo, la URSS simplemente no hubiera podido subsistir mucho tiempo. Esa fue la lección de la II Guerra Mundial que, en palabras de Stalin, fue una "guerra de motores" o "mecanizada" (2). Sin duda fue muchas cosas más, pero ese fue un aspecto muy importante. El Ejército Rojo ganó la guerra civil a lomos de mulas y la guerra mundial a lomos de tanques. Pero entre ambas solo habían transcurrido dos décadas, que la URSS tuvo que transitar a un ritmo trepidante. En 1945 la tecnología soviética ya había superado a un país puntero como Alemania, el más avanzado de la época, sobre todo en materia militar.
Si tenemos en cuenta esa circunstancia, empezaremos a comprender la falta de fundamento de una serie de arraigados vicios intelectuales de la burguesía que paso a enumerar.
1. La ciencia no son sólo conocimientos. Es un vicio procedente del racionalismo y de la Ilustración burguesa. Además de conocimientos, la ciencia es una fuerza productiva y un instrumento de hegemonía. Si los marxistas-leninistas nunca hemos aceptado el "arte por el arte", tampoco hay por qué aceptar, por idénticos motivos, la "ciencia por la ciencia". El "arte por el arte" encubre un fenómeno cultural e histórico y la "ciencia por la ciencia" encubre otro. Por ejemplo, encubre que actualmente la mayor parte de la inversión en ciencia tiene un origen militar; por lo tanto, también tiene un destino militar. El caso de la informática, internet y la telefonía móvil lo estamos padeciendo hoy mismo. También para el capitalismo la ciencia es estratégica: es un sistema de control y dominación de las masas, que en la etapa imperialista alcanza al mundo entero. La burguesía cree que puede solventar su crisis sin necesidad de ninguna revolución, reconvirtiendo los problemas sociales, económicos y políticos en problemas técnicos.
2. Lo mismo que la economía, el desarrollo de la ciencia no es espontáneo sino que también se dirige en una u otra dirección. Eso que cuentan en las escuelas sobre Newton y la manzana que cayó de un árbol es la consagración de la estupidez burguesa al más alto nivel. La ciencia no se improvisa, no espera que alguien descubra algo nuevo por un golpe de buena suerte. Los logros de Newton fueron consecuencia de la revolución burguesa en Inglaterra y la nueva organización de la ciencia que trajo consigo: la Royal Society. Del mismo modo, si la ciencia soviética triunfó fue porque estuvo correctamente dirigida y organizada. Pero quien debe dirigir el desarrollo científico no son los científicos porque el desarrollo económico tampoco lo dirigen los economistas. Fue el partido bolchevique quien lo hizo.
3. Otro de los mitos a desnudar es la concepción individualista de la ciencia, la teoría del genio, de que los avances en el conocimiento se deben a los sabios, a personalidades relevantes que están por encima de la mediocridad general. La ciencia es una tarea colectiva, social, que un país que pretenda construir el socialismo debe organizar consciente y correctamente. El progreso científico soviético fue consecuencia de una política científica igualmente correcta que constituye un modelo a seguir aún en la actualidad.
4. El último tópico es el del dinero. Hay quien cree que para poner a un país a la altura de los tecnológicamente punteros hay que invertir más dinero en ella. Es cierto que la moderna investigación requiere desembolsos cada vez mayores porque los laboratorios y el equipamiento juegan un papel muy relevante. Ahora bien, los recursos que hoy se destinan a la ciencia están sometidos a las leyes del capital, como cualquier otro sector económico. Ya lo explicó Marx: "La ciencia es separada del trabajo como potencia independiente de producción y aherrojada al servicio al capital" (3). Además de la llamada "aplicación" de la ciencia a la producción (capitalista) hay que tener en cuenta también la "aplicación" de la producción (capitalista) a la ciencia. Las crecientes inversiones en ciencia no son tales sino inversiones en "empresas científicas". Es lo mismo que sucede con cualquier otro sector económico capitalista. Por ejemplo, mayores inversiones en sanidad no mejoran nuestra salud.
Pues bien, las inversiones de la URSS en ciencia no solo superaron a las de cualquier otro país capitalista de vanguardia sino que las multiplicaron, y aunque esto fue importante, no es lo que explica el éxito de la ciencia soviética.
Como en cualquier otro campo, una política científica es correcta cuando se apoya en la ciencia, lo cual no es ninguna redundancia. Para impulsar la ciencia hay que saber qué leyes rigen el progreso del conocimiento y, entre los muchos inventos de la URSS, hubo uno que trataba precisamente de eso: de estudiar a la ciencia como objeto de la ciencia misma. Lo llamaron "Naukovodemia", la ciencia que estudia la ciencia. La ciencia avanza siguiendo las leyes de la dialéctica, una de las cuales es la antítesis, la crítica, el momento negativo del conocimiento, el que determina lo que no es ni será nunca ciencia. Pero no para censurarlo o suprimirlo por decreto sino para criticarlo. Desde hace un siglo y medio hay teorías supuestamente científicas que los marxistas-leninistas seguimos sin aceptar como tales, por más que insistan en ello. Por ejemplo, no es de extrañar que los modernos manuales de termodinámica sigan mencionando la critica que Engels realizó en su día a la interpretación que de la segunda ley de la termodinámica realizaron los físicos de su tiempo (4). Por más que traten de ponerla de moda una y otra vez, Engels tenía razón y las teorías del caos nunca lograron prosperar en la URSS. Es la ventaja que tiene el "dogmatismo" cuando insiste tozudamente en defender una concepción correcta y verdaderamente científica frente al absurdo, el tópico y la chabacanería.
Otra de las leyes que rigen el avance de la ciencia es la contradicción. El conocimiento se abre camino en medio de polémicas y controversias entre teorías opuestas. La ciencia de un país está bien organizada cuando no sólo protege las distintas concepciones científicas sino que las estimula: la ciencia no puede desarrollarse "sin la lucha de opiniones, sin la libertad de crítica", escribió Stalin (5). La dictadura del proletariado se apoya en las masas, en su iniciativa y en su creatividad, lo cual, en materia científica significa que debe estimular activamente el surgimiento continuo de nuevas propuestas de investigación, de proyectos originales y de concepciones rupturistas. A diferencia del capitalismo, el socialismo mira hacia adelante, es inconformista con el saber establecido y pretende abrir nuevos caminos incesantemente. La fuerza del socialismo no está en la rutina de las frases hechas sino en suscitar continuos interrogantes, cuestionar lo que se cree saber.
Un país socialista se fundamenta en un silogismo claro: la dictadura del proletariado es el poder del proletariado; el saber es poder; luego el proletariado tiene que saber si quiere tener el poder. La burguesía domina porque tiene el monopolio de la ciencia y la revolución socialista tiene entre sus objetivos prioritarios la formación científica de las masas, la divulgación de los conocimientos, el arte y la cultura. Para impedirlo la burguesía ha inculcado que la ciencia es difícil, que cualquiera no puede aprender la teoría de la relatividad, por ejemplo. Esto es falso. Todos, absolutamente todos, pueden aprender y, desde luego, ampliar sus conocimientos.
Eso no solo es imprescindible por la naturaleza política de la dictadura del proletariado sino también porque no puede haber ciencia sin divulgación científica. Del mismo modo que para que haya media docena de atletas de elite tiene que haber miles de corredores aficionados, para que haya un puñado de buenos matemáticos tiene que haber miles de aficionados a las matemáticas. Ahí radica una de las claves más importantes del éxito científico de la URSS: ningún país en la historia de la humanidad ha desplegado un esfuerzo tan considerable por llevar el conocimiento a las masas. La ciencia no está solo en los centros de investigación sino en la difusión del saber, que no solo se debe llevar a cabo en las aulas sino por todos los medios posibles: revistas, libros, documentales, radio, etc. Mientras en los países capitalistas, los alumnos buscan universidad, en un país socialista es la universidad la que debe buscar alumnos.
Notas:
(1) Lenin, Informe al VIII Congreso de los Soviets, diciembre de 1920, Obras Completas, tomo 42, pg.164.
(2) Stalin, 24 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, Obras, tomo
16, pgs.33 y 203.
(3) Marx, El Capital, Fondo de Cultura Económica, tomo I, pg.294.
(4) J. Aguilar Peris: Curso de termodinámica, Alhambra, Madrid, 1981, pgs.180 y siguientes.
(5) Stalin, Le marxisme et les problemes de la linguistique, Pekin, 1975, pgs.28-29

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